El Parque Nacional Mburucuyá se encuentra en la provincia de Corrientes, Argentina. A mi juicio personal, es un destino que debe visitarse conjuntamente con los Esteros del Iberá, ya que se encuentra dentro del mismo sistema de esteros.
Este parque nacional, uno de los menos conocidos, pero más hermosos de Argentina, le permite al visitante recorrer amplios senderos y llegar caminando hasta las orillas de lagunas y esteros, ofreciendo un paisaje diferente y único.


1 – Conectando con la Naturaleza
Mburucuyá es una joya natural que ha conservado su esencia a lo largo de los años. A diferencia de otros destinos turísticos más explotados, aquí uno puede experimentar la naturaleza en su forma más pura y tranquila.
Los senderos del parque son ideales para caminatas y exploraciones, donde cada paso revela la rica biodiversidad de la región.

2 – Caminatas y Senderos
Una de las grandes bellezas y atractivos de Mburucuyá es la posibilidad de realizar caminatas a lo largo de sus bien señalizados senderos.
Estos caminos permiten a los visitantes llegar hasta las orillas de lagunas y esteros, donde se pueden observar de cerca las distintas formas de vida que prosperan en estas aguas.
Además, la tranquilidad del lugar facilita la observación de aves y otros animales en su hábitat natural.

3 – Ingreso al Parque Nacional Mburucuyá
Al llegar al Parque Nacional Mburucuyá, la primera parada es la casa de guardaparques. Aquí, los guardaparques brindan una explicación detallada de lo que se puede ver y hacer en el parque.
No hay guías, ya que los senderos son autoguiados con la ayuda de un folleto y un minimapa proporcionado por los guardaparques.
Una vez equipado con la información necesaria, es hora de adentrarse en los senderos.
Normalmente, se comienza por el sendero Che Roga, cuya entrada está justo frente a la casa del guardaparque.
El folleto incluye algunos consejos importantes que deseo promover y destacar:
- No deje huellas de su presencia: Lleve con usted la basura que genere o deposítela en los lugares habilitados para ello.
- Respete la fauna: Está prohibido cazar, usar trampas, pescar o molestar a los animales.
- Cuidado con la flora: No arranque, no lleve y no dañe las plantas. Es crucial respetar todas las formas de vida en el parque.
- Siga las indicaciones de los carteles: Algunos senderos están marcados con la leyenda “NO INGRESAR” y son de uso exclusivo de los guardaparques. Aunque pueda ser tentador, resista la curiosidad y respete las restricciones.
- Mantenga el silencio: Evite hacer ruidos exagerados, no grite y no lleve equipos de música a alto volumen.
- Prepárese adecuadamente: Lleve agua y use repelente de insectos, no solo en los senderos, sino en todo el parque. Es altamente recomendado para una experiencia cómoda.
- Participe activamente: Emita su opinión, haga comentarios y participe en encuestas para ayudar a los guardaparques a mejorar los servicios de la Administración del Parque.
- Tome fotos y difúndalas: Comparta la belleza del parque. Es un lugar maravilloso y aún poco conocido, así que ayude a difundir su encanto.

Con estos consejos en mente, la visita al Parque Nacional Mburucuyá se convierte en una experiencia enriquecedora y respetuosa con el medio ambiente.

4 – El Sendero Che Roga
El sendero Che Roga, en el Parque Nacional Mburucuyá, es una verdadera joya para los amantes de la naturaleza.
Al adentrarse en este camino, uno se encuentra con una variedad de árboles de formas retorcidas, como si hubiesen sido diseñados por gnomos o duendes para jugar al baloncesto.
Es una visión curiosa y encantadora, que añade un toque de magia y misterio al recorrido.

Es en lugares como este donde se confirma la importancia de caminar despacio y observar atentamente.
Durante nuestra visita, fue Toto quien descubrió un árbol con una curiosa formación, similar a un aro de baloncesto.
Este árbol se encontraba a espaldas de quien camina en el sentido del sendero, lo que significa que solo aquel que se detiene y mira hacia atrás podrá verlo.
Yo mismo pasé de largo sin percatarme de su presencia, lo que subraya la necesidad de avanzar con tranquilidad y mirar detenidamente cada área.
En los senderos interpretativos, es beneficioso avanzar unos pasos y luego girar 360 grados para apreciar completamente el entorno.
Estos lugares son difíciles de encontrar nuevamente, por lo que es fundamental disfrutarlos al máximo.
Siempre menciono que hay una gran diferencia entre ver y conocer. Ver es simplemente notar algo, mientras que conocer implica una comprensión más profunda y una apreciación más completa del entorno.
El sendero Che Roga, con sus árboles de formas caprichosas y su atmósfera encantada, ofrece esa oportunidad de conocer verdaderamente un rincón especial del Parque Nacional Mburucuyá.
Es un lugar que invita a la reflexión, a la observación cuidadosa y a la admiración de las pequeñas y grandes maravillas de la naturaleza.
5 – El Sendero Yatay
El sendero Yatay, uno de los recorridos más destacados dentro del Parque Nacional Mburucuyá, ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la aventura.
Sin embargo, mi experiencia inicial con este sendero dejó un sabor agridulce debido a algunas dificultades en su acceso.
La entrada al sendero se encuentra aproximadamente a unos 5 km del cartel de bienvenida al Parque.

A pesar de contar con un hermoso cartel de entrada, me sorprendió la falta de estructuras adicionales en el área.
No había una caseta ni personal presente para brindar orientación a los visitantes. Simplemente ingresamos y comenzamos a recorrer el camino.
Después de caminar unos 3 km, divisamos una casa a la derecha, por un camino angosto que se desviaba del principal.
Pensamos que esta casa pertenecía a los guardaparques y nos dirigimos hacia ella en busca de información.
Sin embargo, al acercarnos, nos dimos cuenta de que era la vivienda de una familia local que trabajaba en el parque. La casa del guardaparque estaba a unos 3 km más adelante por el camino principal.

Este contratiempo nos obligó a regresar al vehículo y continuar nuestro viaje. Finalmente, a unos 300 metros antes de la verdadera casa del guardaparque, encontramos la entrada al Sendero Yatay.
Fue un pequeño error de ubicación que podría haberse evitado fácilmente con una mejor señalización. Recomiendo encarecidamente buscar información en las oficinas del parque antes de aventurarse en los senderos sin saber qué esperar.

El Sendero Yatay tiene una longitud de 6 km, ida y vuelta, y requiere al menos 2 horas y media para recorrerlo a paso regular.
Es esencial llevar agua y algo para comer, tanto dulce como salado, así como repelente para los mosquitos, ya que la zona puede estar poblada por estos insectos.
A pesar de las dificultades iniciales, el Sendero Yatay ofrece una oportunidad única para sumergirse en la naturaleza virgen del Parque Nacional Mburucuyá.

Con su exuberante vegetación y su entorno tranquilo, es un destino ideal para aquellos que buscan una experiencia auténtica en la naturaleza correntina.

6 – Estero de Santa Lucía

El Estero Santa Lucía, ubicado al final del sendero Yatay en el Parque Nacional Mburucuyá, es un verdadero tesoro natural que recompensa el esfuerzo de la caminata con su belleza indómita y serena.
Este parque, establecido en el año 2001 por la ley Nro 25.407, es un área protegida por la Administración de Parques Nacionales, destinada a preservar la rica diversidad de hábitats que alberga.
Aquí, la relación entre el hombre, la naturaleza y la vida silvestre se entrelaza en armonía, creando un escenario único donde conviven mogotes de monte, extensos palmares, pastizales ondulantes, lagunas y bosques rebosantes de flora y fauna.
Uno de los ambientes más destacados es el de los palmares de yatay, similares a los que se encuentran en la provincia de Entre Ríos, en Colón.
Estos árboles están protegidos de la tala para preservar su ecosistema único, y su presencia añade un toque mágico al horizonte, especialmente al atardecer, cuando regalan vistas espectaculares.