Hola a todos, me voy a presentar yo misma, pues yo seré la protagonista de la aventura que se viene …

¡Hola! Me voy a presentar yo misma…
Yo soy La Gauchita, apodo que me pusieron por ser argentina, y también porque este loco que tengo por propietario es devoto del Gauchito Gil.
Además, hay una “CH” en mi nombre que tanto le gusta usar a CheToba.
Es su forma de rendir homenaje a su ídolo de la infancia, Chespirito, quien en todos sus personajes siempre usa la letra “CH” (Chavo, Chómpiras, Chapulín, Chapatín, Chifladitos, Chanfle).

Mi nombre verdadero es Ranger de apellido Ford, clase 2.3 Nafta, nacida en el año 2011 y soy la hermana del conocido PowerStroke 3.0, anterior vehículo de CheToba que portaba el apodo de “La Mamba Negra”.
Nací en Pacheco, Buenos Aires, y sí, como alguna vez alguien dijo por ahí de manera despectiva, tengo pinta de “Chata Shoppinera”.
No soy 4×4 y me falta el torque que tanto les gusta a los hombres de a puro motor, pero… ¿y qué? Que digan lo que quieran, no tengo campo, al fin y al cabo, nací en la Zona Norte del Gran Buenos Aires.
Mi adolescencia no fue como soñaba
Cuando me cargaron en el camión para salir de la planta de la Avenida Panamericana soñaba con bajar en alguna agencia de Pilar, Nordelta, Recoleta, Barrio Norte, San Isidro… no sé.
Pero no, el maldito chofer tomó Panamericana en sentido contrario y terminé en Villa María, provincia de Córdoba. ¡Qué locura! Acá solo hay un shopping con diez negocios alrededor de un supermercado y nada más.
Todavía recuerdo lo ansiosa que estaba en la agencia de Villa María por conocer a mi dueña. Pensé, ilusionada, que sería el regalo de una adinerada familia de la soja, que el tipo tendría una RAM o su Mercedes y que yo era para ella. Pero no, me volví a equivocar.
Esperando el día en que me vinieran a buscar, charlaba en el playón del estacionamiento de la agencia con otras primas y primos. Hasta estaban un par de tías viejas conocidas como las F-100.
Pero bien cerquita también estaba esa otra… ¿Cómo se llamaba? Le decían “AnaRock” o algo así, pero el apellido no era de una familia de pickups, más bien parecía el nombre de una cerveza alemana amarga.
Hasta se dio el lujito de decirme con tonito canchero cuando la vinieron a buscar a ella primero: “Bueno blanquita, que tengas suerte. Ojalá te toque un gringo con mucho campo y con plata, como el mío.
Qué rabia que me dio, ya le quería meter mi paragolpes de chapa en el medio de su trompa de plástico.
El día que conocí a mi dueño
Al final me entregué al destino, y a mí me tocó el Toba. Cuando lo vi por primera vez pensé: “¡Uff! Este no tiene ni un peso partido al medio y los únicos campos que vio en su vida, con suert,e son los de alguna base de datos cuando estudiaba sistemas”.
Llegó todo apurado, barbudo, vino con la madre y con los hijos a buscarme, ni la mujer vino. Fue como un trámite más. Nada de cenas, champagne, festejos por la ocasión de la nueva integrante de la familia.
Nada, re insensible el tipo. El Toba me sacó de la agencia con empujones a los tironeo porque el muy bruto, acostumbrado al PowerStroke de su Ranger anterior, no sabe cómo se trata el embrague de una dama.
Salimos a la ruta y después de un rato llegamos a mi nueva casa. Ni siquiera queda en Villa María, queda en Villa Nueva.
La calle de dónde se encuentra la casa es de tierra, llena de pozos, una espantosidad, un horror.
Lejos de mi Dot Baires cercano, lejos de la Av. Libertador, Unicenter, la Av. Alcorta, los outlets de Palermo Soho, en fin…
Al principio nos llevábamos muy mal. Se la pasaba criticándome. ¡MACHISTA! Todo era comparándome con una tal “Mamba Negra”, y el chasis y la pinta que tenía la 3.0 anterior toda negra polarizada.
Cuando no me decía que era floja de pedal, decía que era floja de motor. Pero bueno, soy mujer, ya se dará cuenta de eso y, si me trata bien, le brindaré algunos de sus máximos placeres sin escuchar queja alguna de mi parte.
Eso sí, soy cara. Ahora anda llorando que consumo mucha nafta el Tobita. Es una miseria espantosa.

Al final terminé en Miami, Los Ángeles y hasta me llevó a Disney
Les confieso que la primera noche cuando me enteré de que quería ir manejando a los EEUU, pensé en escaparme, hacer que me roben o auto incendiarme, pero luego lo fui escuchando y, sobre todo, al oír todo lo que íbamos a conocer y los paisajes que podría ver con mis faroles, me fue gustando la idea.
Hasta admito que me emocioné cuando dijo que íbamos a ir a California, a Los Ángeles, a Cancún, a Las Vegas, Hollywood, ¡Walt Disney World! E incluso, si le queda algo de tiempo y plata, se quiere cruzar desde el Oeste hasta el Este de los EEUU, así que podré conocer los estacionamientos de los Prime Outlets y de los mejores shoppings de Miami ¿Qué me dicen?
Como sabrán cumplió e hicimos juntos aquella travesía desde Argentina hasta los Estados Unidos por carretera.
Mi gran sueño pendiente
Ahora sólo quisiera al menos una vez encontrarme por la calle con la fulanita, esta tal AnaRock del playón de Veneranda Automotores, porque quisiera preguntarle si fue capaz o si tuvo la suerte de vivir la vida de esta blanquita llorona.
Sobre los rumores de que el Toba anda con otra no se preocupen, a la IVECO Daily ya la acepté como miembro de la familia, yo sé que soy su gran amor, yo soy La Gauchita de Che Toba, además es un furgón, se llama “El Cachafaz”.